martes, 27 de septiembre de 2011

La sonrisa etrusca

¡Hola, mi pedacito de pera en almíbar con zumo de naranja!
Ya sé que lo correcto era esperar tu respuesta, pero es que esto no puede esperar.
¡He ido a ver La sonrisa etrusca al teatro Goya!. Leímos el libro en el Club de lectura y aprovechando que la están representando hemos ido a verla en plan excursión.
He de decirte que he hecho algo terrible. Es un pecado. He ido con prejuicios ¿te lo puedes creer? Cuando leí el libro vi claramente a Paco Rabal en el papel principal y temía que Héctor Alterio no me iba a convencer. Creía que no podría verle como un partisano, un calabrés rudo que se enfrenta a la muerte como siempre ha vivido, de una forma tosca, llana… en cinco segundos he comprendido mi error… Héctor Alterio es sin duda el mejor Salvatore/Bruno que José Luís Sampedro podría imaginar.
Ojalá la hubiera visto a tu lado, ojalá ahora pudiéramos estar tomando un café y hablando de cómo nos ha emocionado la actuación de todos, esa puesta en escena cuidando los detalles, esas imágenes durísimas de la Rusca (que es como llama Bruno al cáncer que le come las entrañas).
Te escribo sólo para compartir contigo este momento. La última vez que fui al teatro, tú estabas en el escenario y yo aún guardo en el bolso un papel que colocaste en mi mano en “digaquecieloquiere.com”. De la obra de hoy, me guardaré la entrada. Si algún día conozco a Héctor, le pediré disculpas por haberle puesto en duda.
Besitos amor,
Esteruqui.

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