Mi querido dulce de leche
bronceado por el sol caribeño de su súper crucero imposible; que distintos son
nuestros viajes.
Mientras tú sobrevivías
al turismo cultural a la par que ocioso, yo andaba arriba y abajo con mi padre hospitalizado,
mi hija con un ojo morado y un principio
de gastroenteritis.
La semana pasada fuimos de excursión a Argelaguer, un pequeño
pueblo al lado de Besalú cuyo atractivo reside en un curioso laberinto que ha
construido un sólo hombre durante años y
que lamentablemente están desmontando lentamente. Según Oriol, no ha estado jamás en un lugar
tan fascinante. Como a diez minutos en coche está Besalú. Allí que nos fuimos. Un increíble
pueblo medieval con un puente que llevó a Martí Gironell a la inspiración y de
ahí nació El puente de los judíos. Los lugares más bellos y terribles de esa
historia de sitio y prisión, se pueden visitar. Y para terminar el tour, el
lago de Banyoles. Junto a él, un
increíble poblado neolítico que fue reconstruido no hace mucho y que es
una maravilla. Eso y la bolsa de picnic con todo lo necesario para pasar un día
inmenso a precio de crisis.
Esta semana, sin embargo, no ha tenido un viaje tan bonito, es más un constante ir y venir de casa al
hospital y del hospital a casa.
Te cuento: mi padre ha
cogido un resfriado que ha derivado en
infección pulmonar y ahí está, ingresado desde el lunes y, afortunadamente,
mejorando.
Froilán se disparaba en un pie, obviamente
porque su abuelo nunca le ha explicado la historia familiar y la mala
experiencia que tienen los Borbones con las armas, ya me entiendes. Mientras
tanto, Anna no se quedaba corta y a falta de armas, se ponía un ojo morado cual
puñetazo de dibujos animados, dándose
con el reposabrazos del sofá. Oriol hace un trabajo sobre las Olimpiadas en la
semana cultural y al mismo tiempo nos enteramos gracias a un desgraciado
accidente que el rey estaba cazando elefantes en un safari de lujo. La verdad,
si lo que quiere es matar bichos, yo podría invitarle este verano al patio de
mi casa (que es particular) para que mate mosquitos tigre y así mis hijos y yo
podríamos disfrutar del solete sin oler a repelente. Podría ofrecerle un
plegatín para dormir y ¡qué carai! Dónde comen dos comen tres por más mil
euristas que seamos. Se iba enterar
entonces de lo que son los recortes.
La situación, mientras la
familia real y sus alrededores derrochan sin ningún tipo de pudor, no puede ser
más crítica. Ahora tendremos que re-pagar los medicamentos, (me niego a llamar
co-pago a una cosa que ya he pagado y que me van a hacer pagar otra vez) y
amenazan con imponer un modelo de universidad más cara, más inaccesible, sólo
para los que puedan pagarla. Todo muy triste. Toni y yo nos sentamos a recortar
presupuesto y comprendemos que no hay nada que recortar. Hemos visto en un momento
que llevamos años viviendo a ritmo de crisis. Es lo que tiene llevar un estilo
de vida espartano, sin excesos, ni lujos, cuando quieres meter tijera te sorprende
descubrir que tú, hace años que no mal gastas ni un sólo euro.
Oigo al rey decir “Lo siento”, pero veo en su cara la misma expresión que cuando
lo dice Anna y traduzco inmediatamente el significado: “si así me dejas en paz,
y puedo seguir jugando con mis cosas…” y
me preguntó que más hace falta para que de una vez por todas acabemos con esta
farsa y dediquemos el presupuesto real a
lo que realmente importa.
Así estoy, viviendo en
una maratón desde el lunes, que empieza a las 6 de la mañana y acaba cuando me
dejan.
Tu mariposa, que aletea
tan rápido cómo puede para no perder el compás.
Esteruqui