domingo, 13 de octubre de 2013

Veronica Forqué daba miedo

Adorable Penelope, que tejes y destejes la misma pieza, no por amor, sino por torpona:
¿Estás mejor? No hay nada como los mil problemas del día a día para darnos cuenta de que la vida continua. A coces, nos empuja pá lante, la muy burra.
Sabes la ilusión que tenemos David y yo en tener niños: adoptados, metiéndonos en el armario de nuevo y revolcándonos en él con una chica enamoradiza y poco dada a atar cabos, comprándolos a trozos (¡ni te imaginas cómo está de surtido el mercado negro!) y pegándolos en casa cual Kristian Pielhoff, el de bricomanía, o ser papás por cualquier otro método legal o alegal.
El viernes, viendo Eternal Love (primera de las películas de las que tenemos entradas dentro del Festival de Cine Fantástico de Sitges) paladeaba unas briznas de gusto amargo; un poquito como esa angustia mala de la que me hablas y que te roba el aire. El protagonista tiene motivos suficientes (o no) para querer morirse y se engancha a un foro de suicidas. ¡Qué cantidad de gente que conoce y que ganas tienen todos de irse al otro mundo!
Y nosotros con ganas de traer más gente, ¿desgraciados?, a éste.
Dirás que con nosotros vivirían una vida feliz. O al menos, plena, que incluye y evoca muchas cosas. Te conozco. No sé si daríamos la talla. Pero la verdad es que eso no basta. Realmente hay tanta gente empeñada en hacer de este mundo una existencia de mierda o más bien dicho, hay tanta gente empeñada en vivir como Dios, marcar terreno, yo estoy arriba, tú estás abajo y si para eso hay que estafar, robar y cantidad de cosas más terminadas en ar, yo no puedo sino sentirme como un gusanito miserable. A veces con ganas de gritar. ¡Hey, no me pises! ¡Qué estoy aqui abajo!
En "¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo?" Gloria, el personaje de Verónica Forqué, le reprocha a Manu, interpretado por Jorge Sanz, que al enseñarle una vida mejor que la que lleva ella como artista porno de sala X, hacerle partícipe de esa vida, loquita como está por él, y después arrancarla de ese mundo de Gente Bien de un zarpazo, la hace sentir como ese gusanito del que te hablaba antes.
Esa Verónica Forqué, más madura pero igual de encantadora, más aún quizás si cabe, estuvo ayer en Sitges dando el pregón de la 52ª edición de la fiesta de la vendimia. Fantástica, genial.
Por ponerle un pero al momento: le colocaron un único foco por detrás y la cara sombreada adquiría matices tétricos por momentos. Sus gestos, sus risas, daban miedo. Y por detrás pasaban, maldita coincidencia, los arrastrados putrefactos del Zombie Walk. Extraño mix.
De gente buena, Verónica fue el aperitivo. Luego David vió un montón. Le puse "Un hombre sin pasado", peli de Aki Kaurismäki. Bondad en estado puro en las cloacas de una ciudad, de cualquiera.
Bondad también, sin duda, la que desprende tu video de Nati Col, ¡ qué voz, qué mujer! Y con ese handicap tan duro que a más de uno nos hubiera echado atrás y que ella llevaba tan bien y que fue tener apellido de verdura. Dios la tenga en su Gloria. Gloria. Verónica Forqué.

I love Esteruqui (te lo digo en la nueva co-lengua oficial de mis Balearic Islands)

Johnny