miércoles, 16 de enero de 2013

2013 y un email


Mi dulce roscón de Reyes con mazapán y fruta confitada,

Cuánto daño ha hecho el wasup a esta relación ciber-epistolar y que bien nos ha venido poder decirnos todo al instante.
Me cuentas que has estado a punto de matarte por la carretera y luego me dices que baile, ¿Cómo quieres que baile con este panorama? Como sonámbula que no despertará, que decian Las hermanas Gocchi.
Estos últimos meses voy tan apurada de tiempo que sin ir más lejos ayer comprendí que o me teñía por fin o más me valía hacerme fan del tango aquel e insistir en que las nieves del tiempo platearon mi sien (sólo que yo tengo unas sienes muy completas y me cubren casi todo el cuero cabelludo). Hoy puedo afirmar que luzco un color de pelo muy “porque yo lo valgo”, si a eso le añades que desde que cumplí los 39 me maquillo a diario, la mujer que aquí te escribe, aparenta menos de los que cumplió y rebosa juventud.

Vamos al resumen:
A mi padre lo ingresaron, luego volvió a casa y se trajo una máquina de oxigeno con él. A Toni ni le he visto en todas las fiestas porque los cocineros en estas épocas se ve que no tienen casa ni familia (que así sea cada año, que al menos quiere decir que tenemos curro). Anna ha descubierto que en los expositores de maquillaje de los supermercados hay un probador, así que mientras yo cogía panga de oferta ella se ponía los ojos morados con purpurina y luego me decía: ¡está abierto, se puede probar!. Luego pasa por las colonias y se pone la de Hello Kitty, barbie, o Minnie… o las tres a la vez, según le dé. Definitivamente esta niña apunta maneras y nos retira… tengo miedo. Me releí La ciudad de los prodigios porque en el club de lectura tocaba Eduardo Mendoza y yo lo leí en el noventa y algo… ¡fíjate! Un libro escrito en 1986 y ubicado en la Barcelona de los veinte y resulta que es de rabiosa actualidad. Da más miedo que el prometedor futuro de mi hija. Llegó el 31 cumplí 39 y empezó por fin 2013, ese que no iba a llegar porque se acababa el mundo antes.

Yo empecé el año llegando tarde a todo. A enviarte un mail, a entregar un guión a los lectores seleccionados, a felicitar el año, a posponer cenas, a pedirle hora al dentista, el proctologo en mi caso me dice que lo llevo muy bien, claro que en mi defensa y siguiendo los consejos que te da Pili, yo soy de las que busca alternativas y he acabado cuidando de mi intestino a base de tofu y otras bondades de la naturaleza que ya iremos comentando. Aún así,  necesito vacaciones.
El viernes pasado tuve mi momento de fiesta con una cenita de amigas. Se vinieron Marta y Begoña a casa. Un picoteo, un bacalao al pil pil y una tarta de queso, tenía fondue por si acaso pero no hizo falta. Voló un Marqués de Cáceres blanco y medio Martini, pero valió la pena, y no pienso decirselo al digestólogo que me ha prohíbido el alcohol, hacía mucho tiempo que no me reía tanto. Empezamos poniendo a parir discretamente a alguna del trabajo, pero luego nos fuimos creciendo y ya te digo yo que hubo un par que acabaron despellejaditas, el critiqueo siempre ha sido una buena terapia, una sale nueva.

Tal como termine de escribirte me pongo con la sección de radio de la biblioteca, que me toca este viernes y necesito enviarlo dos días antes para que los técnicos María y Marc se preparen. Así que si te parece seguimos wasupeando y te escribo pronto.



¡Un besito de chocolate con nueces!



Esteruqui