miércoles, 9 de julio de 2014

Mi cita con Frank



Mi querido pastel de berenjenas con queso y cebolla confitada,

Reyes y reinas a parte, la vida es algo más que alucinar con una realidad de siglo XXI que parece más propia del siglo XV, por poner un ejemplo.

En este tiempo sin escribirte han pasado una infinidad de cosas, todas ellas muy dispares y no sé por dónde empezar.

En el cumpleaños de los nenes, que como sabes los dos son de marzo, les regalamos un fin de semana en Port Aventura alojados en uno de sus marquetizados hoteles. El regalo venia con retraso ya que, con la esperanza de tener mejor tiempo y disfrutar el fin de semana a tope la reserva era para junio.

Bien. Ese fin de semana concreto, es el mismo que el grupo de teatro Segle XX estrenaba la obra que escribí hace ya unos 17 años de nada. Así que, de buena mañana fuimos al parque, pasamos el día de atracción  en atracción y de espectáculo de la Polinesia al de Barrio Sésamo, cogimos el coche y volvimos a casa para acudir al evento dejando a los nenes bajo la supervisión de cuñados y prima que afortunadamente también venían. Vimos la representación, volvimos de nuevo al hotel y al día siguiente otra vez a caminar de China a la mediterránea pasando por el Oeste.  No sé si tengo edad para esto pero así se hizo y así te lo cuento.

Más cosas, está haciendo un verano de mierda que no te da ni para ir a la playa un rato porque a la que te decides a ir llueve.

La semana pasada tuve una de esas crisis intestinales que me recuerdan que mi intestino es un ser con vida propia al que debo cuidar con cariño y esmero si no quiero tener problemas, así que me he hecho fan de los licuados de verduras y frutas sin llegar al extremo de las famosas que van con su vaso de zumo verde y una pajita a todas partes, como si acabasen de salir del Starbuck y hubieran pagado 5 euros por un café. Yo me limito a tomármelos en casa para desayunar o cenar tranquilamente y de forma discreta. He de decir que me siento muy enérgica y muy vital, aunque es posible que eso sea el polen que me meto en ayunas, el taichí, el cardiovascular  o todo junto, no sé, mi intestino está bien y si él es feliz yo soy feliz.

El lunes me reuní con la directora del grupo de teatro y acordamos que la nueva obra será para enero. Así que tengo de plazo hasta diciembre para terminarla y que en enero podamos empezar con los ensayos. Me encanta la idea de tener plazo. Eso me pone las pilas.

Y por último te cuento la parte más triste y la más lejana en realidad.

Como sabrás hay un tipo que se llama Frank Cuesta que es un tenista retirado que se lió a hacer documentales de animales y lo petó.

Nosotros lo descubrimos por mi hijo que nos hacía ver desde el más soporífero documental de La 2 hasta las listas frikis de los 60 animales más mortales, o más feos, o más grandes… Con Frank de la jungla descubrimos un formato que nos gustaba a todos, nos reíamos con su forma de ser a la par que aprendíamos como pone la cara Frank cuando imita a un camaleón a punto de comerse un insecto, o lo que puedes encontrar en un mercado Tailandés y ponerte como el quico comiendo bichos por dos euros.  Resulta que está casado con Yuyee a la que han metido en la cárcel supuestamente por traficar con drogas. Hablamos de un supuesto alijo nada menos que del tamaño de un grano de pimienta (creo que no llega ni a eso) y debe pasar si nadie lo remedia 15 años en la cárcel por ese delito descomunal, ya que con una cantidad así, si es que la llevaba, es evidente que pensaba forrarse a lo Al Pacino en El poder del dinero. 

Nunca he creído que llevase encima drogas, pero es que aun suponiendo que así fuera, ME LA PELA. Que a estas alturas existan países en los que por 0,5miligramos de coca te puedan condenar a 15 años de prisión y aquí tengamos que soportar que una familia real y un montón de caciques afincados en el franquismo puedan estar vaciando las arcas y haciendo cada vez más difícil la existencia del ciudadano de a pie, es algo que me hunde.

Sé que desde aquí poco puedo hacer, pero es que Frank y su mujer me caen bien,  porque cuando les he visto en la tele han hecho que ese sea un momento agradable junto a mi hijo. La verdad es que creo que hay que ser muy generoso para enseñar así tu vida, mostrarla sin pretender engañar: “dormimos juntos en la misma habitación porque hace calor y así con un solo aire nos refrescamos todos” unas oraciones budistas y a dormir ¡pues claro!. Así cada día a las 4 tengo una cita con Frank, mando un #freeyuyee con la esperanza de que la voz ciudadana obligue a que la dejen salir de prisión.

Y de momento nada más, seguiré, escribiendo, cuidando mi salud, y esperando tu email.

Un besito de bichito que te mira raro hasta que te da en la cara con su lengua.

Esteruqui.