lunes, 29 de junio de 2015

Mitos Caídos

¡¡Tía buena!!!
¡¡¡No tengo pelos en la lengua porque tu no quieres!!!

Como siempre me dices que echas de menos a Richy, hoy he querido empezar así.

Bien. Ya sabes que con David nos hemos arreglado. El Camino de Santiago tiene estas cosas: que te vas confuso hasta la médula y vienes dolorido, aclarado y centrifugado.

El Camino tiene esa y otras muchas cosas realmente y algunas no se corresponden con lo que te dicen. Por ejemplo:
1.- la frase: " Del Camino vendrás delgadito. Tanto andar". Yo he vuelto 5 kgs más gordo. 250 kms a pata, que no es moco de pavo.
2.- Otra: "Llévate capelina y paraguas, que en Galicia ya se sabe". Diez dias de solazo ininterrumpido. Una gloria. Aqui no me quejo. Un calorazo.
3.-Otra: "Verás que rica flora. Bosques de los que ya no quedan en España. Claro, cómo llueve tanto (ver punto 2)". Galicia está plagada de eucaliptus. Cada vez que hay un incendio, esta especie botánica invasiva y mediocre se esparce por doquier y chupa con sus insaciables raíces toda el agua y sales minerales empobreciendo los suelos.
4.- "El Camino hace a la gente buena". La gente mata por llegar la primera al albergue. Se levantan de cada vez a horas más intempestivas y para no tener que irte a otro pueblo cuando se acaban las camas, te obligan a ti a pegarte unos madrugones que te cagas. Aparte, si se despiertan te abren la ventana de para en par porque son puro Renacimiento: El centro del Universo, yo. Se mean en la tumba de Copérnico, Galileo, Arsistarco de Samos, Johannes Kepler e Hipatia. Y si les suena el móvil, arda Troya, que le cuentan hasta las subespecies de centollos a su madre sorda que vive en Tampere. Ronquidos, pies mal lavados, maldad con tu enchufe mientras cargas la bateria de la cámara de fotos,... ¿Sigo? Por cierto, quien se meaba en una tumba y es bien cierto, era Manolo, un policia local de un pueblo cerca de Vigo, Cangas do Morrazo, y la víctima era/es Camilo Jose Cela, por quien los gallegos no tienen simpatía alguna. Por tratarles de agropecuarios, por su soberbia, por no escribir una sola línea halagando la Patria  y yo le mearía por homófobo. Su tumba en Iria Flavia es la única que no tiene flores (una maceta mísera) y la que tiene la lápida más cochombrosa. ¡Que tia, la Marina Castaño! Al menos por el qué dirán.
5.- La gastronomía. Que fiasco. Otro mito por los suelos. Recorrimos el Camino Portugués desde la frontera con este país y añadimos el epílogo Santiago- Muxía- Fisterra. Empezamos en Tui, pasamos por Mos, Pontevedra, Caldas do Rei, Santiago, Negreira, Santa Mariña, Umbria y los pueblos ya mencionados de Muxía y Fisterra y en todos había un par de bares-restaurantes mínimo donde ofrecían el Menú del Peregrino consistente siempre en una ensalada de lechuga cortada a mano y algun miserable trozo de tomate (la cebolla era todo un lujo) regado con abundantísimo vinagre porque se da por hecho que a ti el vinagre te entra de bien como el agua mana generosa en la fuente. El segundo plato también siempre es zarzo y/o raxo (carne de pinchito adobada de diferente manera) con patata frita (abundante). Flan o el sempiterno pedrusco al que llaman tarta de Santiago. Con estos platos y mucha hambre se comprende mejor el punto 1.
6.- "El gallego es una persona acomodaticia y pacífica". Los cojones. Los gallegos que hemos conocido no sólo se mean en la tumba de Cela sino que se cagan en todo lo que venga de España. Oriol Junqueras es una colegiala de Madre Alberta comparado con un nacionalista gallego harto de ser `de las Colonias´.
7.- El Camino es pura espiritualidad. Lo será para quien no vaya con amigos gays enchufados constantemente a las nuevas tecnologías (para localizar más gays). Y el que los haya y que estén conectados, dice muy poco de que la gente vaya limpiando la mente de todo tipo de malos pensamientos a medida que se acercan al Santo Sepulcro, donde por cierto al parecer no duermen los restos del Apóstol sino los de un discipulo, Pleisciliano, y es que cuesta mucho creer la leyenda de la barca de piedra que navegó desde Palestina, por el Mediterraneo y Atlántico, hasta Galicia. La piedra no flota. Es como lo de Adán y Eva. No se sostiene. La marcha nocturna de Santiago dice también mucho de esa poca religiosidad que ví y viví.
Cuando vuelva a andar el Camino de Santiago, que lo haré (el Primitivo desde Oviedo; o el del Norte, junto al mar Cantábrico o el Francés pero en su tramo incial o final; el Inglés,...), mezclaré albergues con literas o pabellones tipo Auswitz para no perder la Esencia nunca, con noches en hostalito y su buffete, su piscina, su habitación para dos personas,... El balance, pues, es positivísimo: por toda la gente que hemos conocido (Desireé de Oregón, que liberales son en Portand, que golfi; Manolo, el policía meón, si lo vieras saltándose todas las normas del Segurata de la Catedral para llevarnos al mejor sitio para ver "volar" el botafumeiro; Helder, el lisboeta, con quien anduve horas y conversé de todo lo divino y lo profano, una bendición hetero; de Jacques, un abuelito francés con más marcha que tu y yo juntos; la tribu de los 8 mallorquines jubilados de banca (alguno ex BBVA), qué lección de buen rollo; Luis, un ligue mayorcete de mi compi de viaje, Álex, que nos enseñaba rincones maravillosos en coche y que nunca me hizo sentir que estuviera de sujeta velas; a Javi, gallego que vivio en Sitges donde conoció a Manu, el "vecino", el último en incorporarse al Camino, solo de weekend, sin andar ni indulgencia alguna), nos enseñó la noche santiaguesa junto a Montse, la chica más surrealista, enferma y divertida de todo Santiago, y Raiko, un tinerfeño incombustible, y mucha mucha más gente estupenda - ¡Olé por Alex, Alberto y Manu, compañeros de viaje!; el balance es positivísimo porque han sido unas vacaciones diferentes; porque nunca pensé que andar se convertiría en una droga; porque me pasaron cosas que me hicieron pensar en peticiones cumplidas, angelitos de la guarda y caminos que te traza el destino y por mil chorradas más que ya no recuerdo.
Y al volver lo tenía clarísimo: Quería seguir con David. Las cosas del Camino.

Mi beso más devoto,

Johnny