viernes, 26 de agosto de 2011

malita, malita...

¡Hola queridito marrón glacé!
Ante todo disculpa mi retraso en la respuesta y créeme si te digo que me he levantado de la cama y me he puesto a escribirte para que no creas que me he olvidado de ti. Fíjate lo que es la vida, que mientras tu jugabas con la muerte en Italia yo he estado contracturada, a base de esterilla calentita y masajes del fisioterapeuta, que dicho sea de paso, es súper majo y da gusto ir a que te haga daño. Da gusto, porque después del dolor uno se siente mejor y parece que todo va bien. No contenta con mi contractura he cogido anginas. No unas anginas de esas leves no, ¡menuda soy yo! Ya que me pongo son de esas que necesitan inyecciones de penicilina. Hoy he estado sudando como una cerda y dormitando casi todo el día. Mañana toca pinchar de nuevo.
¡Ya ves Cariñito! Mientras tú luchabas con un Alfa Romeo para llegar a un sitio seguro yo estaba dopándome con naproxeno, gabapentina y no sé qué más. Aún así, he tenido tiempo de fijarme en lo guapísima que era la doctora de urgencias que he estado a punto de preguntarle a que hora sale y que si quería un café. Suerte que Toni me ha frenado. Me ha dado la razón en que era estupenda pero me ha dicho que yo no, que no estaba en mi mejor momento y que mejor no tontease con nadie. Le he hecho caso. A veces tenerle es como tener a Pepito Grillo.
Te dejo, que empiezo a sudar y noto que se me va la cabeza. Me voy de nuevo a la cama.
Besitos,
Esteruqui