martes, 9 de agosto de 2011

Vacaciones (Segunda Parte)

Hola bollito de dulce de leche,
Mis cinco días en Mallorca con la moto han sido increíbles. Muy densos como todo lo que hago en Mallorca pero geniales. Aprendí hace tiempo que no podía quedar con todos los amigos y que si lo hacía acababa contando las mismas historias como un periquito y que cuando la gente empezaba a desembarazarse del velo inicial que nos hace políticamente correctos por ser amigos en la distancia, cuando esa bruma se iba desvaneciendo y surgía algo mágico de confidencias y anécdotas únicas, me tenía que ir corriendo porque ya llegaba tarde media hora.
Lo de juntar a un mogollón de amigos que entre ellos apenas se conocen ya lo abandoné hace años porque no es un velo sino un bunker con lo que te topas.
Un día vi el mar fantástico de la Tramuntana desde una terraza natural rodeada de pinos con mi amiga Xisca y mi amigo Sebas y su hijo en común, Guillem. Hace tiempo que eran ex pareja y el roce del hijo compartido ha germinado en un segundo nosesabeque pero que tiene muy buena pinta.
Llevé a mi madre a ver los baños árabes del siglo X. Frágiles como ella. Sorprendente que en toda una vida no encontrara un ratito para disfrutar del único legado árabe en la isla. Mi padre sigue despistadísimo. El alzhéimer no perdona. Ahora esconde todo (medicación, tarjetas de jubilado para el autobús, un trozo de helado,...) desconfiando que alguien se lo quite y lo hace tan bien que después no lo encuentra ni él.
A mi ahijada me la llevé a ver la dragonera. Cogimos una barquita que nos llevó a esa islita salvaje. Andamos hasta el faro de Tramontana, una de las tres posibles excursiones a pie; de una hora aproximadamente. Nos esperaba en el puertecito una barquita que no se parecía a la anterior. La hora era la correcta. Subimos a la barca, más grandota. Mi ahijada insistía en que no era la nuestra. Yo le dije que no tenía porque ser idéntica y pensé que la niña era muy poco viajada: hay compañías navieras con barcos de todos los tamaños y edades. No tiene porque ser la barquita idéntica. En estos pensamientos me hallaba sumido cuando zarpamos y vimos que arribaba a puerto la que había sido nuestra barquita en la ida. Razone que todos los caminos conducen a Roma y todas las barcuchas te llevan a Sant Elm.
Craso error: el Glass Bottom Boat en el que estábamos embarcados tronó a través de sus altavoces: " Now we offer the sangría for tutti and the tipical tapas, and later we touch the guitarra española.
We hope you enjoy singing Que viva España and other classics songs".Amenazaban con tirar el ancla a pocos metros de donde estaba la moto y me veía nadando con la mochila en alto y una niña llorosa farfullando empapada detrás. Fui a la cabina del capitán, que resultó ser un amigo de la infancia y que a trompicones fue entendiendo nuestra historia. Nos llevaron al puerto donde nos esperaban los dos marineros de la barquita que nunca nos trajo de vuelta y empezaron a discutir de una manera muy mediterránea: con mucha gestualidad y mucho exabrupto que espero no acabase mal. Nosotros les pagamos a los que nos esperaban y desaparecimos. Una de las ultimas reflexiones que oímos fue a mi amigo a quien hacía 20 años que no veía (y para quien seguro podrían pasar otros 20 y no pasaría nada): " Si hemos contado el pasaje y éramos los 60 de primera hora, ¿donde están los dos que faltan?" y me imaginé a una Miss Margaret and Mr Bob enrojecidos por el sol buscando un barco que no llegaría.
En tu última carta, Niña Pastori de punta en blanco y sin más ovejitas que su Oriol y su Anita, te leí triste. Me quedé triste también pero ayer que celebramos juntos vuestro décimo aniversario con Toni te vi resplandeciente. La mejor Ester, con esa memoria prodigiosa de vivencias que ni los protagonistas recordamos que nos hubieran pasados, con esas historias flipantes como la de tu amiga Raquel o paladeando gags como ese de la Duquesa de Alba versionando a Tata Golosa en la canción del verano 2007. "En la puerta... los micrófonos (manojo de micrófonos aplastándose en su cara), en la calle... los micrófonos... si salgo, los micrófonos… Duquesa… los micrófonos…" El rodaje de.... ¿Esto no lo lee nadie, no? Dijimos que finalmente no lo leería nadie, confírmamelo, porque hablar del rodaje con público podría ser hasta... peligroso.

Johnny