sábado, 15 de febrero de 2014

Vivir es fácil con los ojos cerrados

Querida queratina, teína, biodramina, droga blanda, droga fina,
esta semana ha sido muuuuuuy tranquila. En mi curro realmente es una "novedad". Claro que me ha gritado gente, me han pedido objetivos imposibles mis jefes y siguen indignados los compañeros porque no cobran extra bonus a finales de febrero pero o todo era más llevadero, menos asqueroso, o me he hecho de mi capa un sayo y me lo tomo todo desde otra lente. Seguramente un mix de los dos.
Creo que mis problemas estomacales pasan por algún tipo de mejora alimenticia y también por tomarme las cosas con más sosiego. Sobre lo primero he descubierto que me sienta mal el cafe (aunque sea descafeinado) con leche de primera hora de la mañana y que me va muy bien comer papaya. Un cliente me habló de las excelencias de esta fruta y me dió tres páginas de alabanzas de las propiedades de sus vitaminas, proteinas y otros ácaros. No sé si es el efecto placebo pero creo que voy en el buen camino. Me falta averiguar si lo que me sienta mal es la leche (y con ella todos los lácteos, ay, adiós, mi yogur griego del LIDL con miel) o el café. Sigo en observación.  David dice que el próximo martes viene a la farmacia de al lado de casa una nutricionista que por sólo, ejem, 60 euros te pincha con agujas en la uña no sé cuántas veces para averiguar tu intolerancia o no con 216 alimentos. No sé si ir porque tuve cita ayer con mi digestóloga y dijo que eso son pamplinas y que lo que tengo que hacerme es meterme una sonda por la nariz hasta el intestino durante 24 horas y llevar una grabadora atada con un cinto a la barriga, a modo de mariconera e irme de esta guisa al curro porque grabarme en fin de semana no da resultados reales en cuanto a estrés etc. Yo, que quieres que te diga, prefiero lo de las uñas pero ella se mostró muy contundente y muy resabida. Entre tu y yo, ésta se cree Papaya y no llega a litchi de marca blanca. ¿De dónde sacaré yo estas metaforeces? En fin, que me regalé después de la visita una comida vegetariana, natural como tu bacalao en cazuelita, en L´Hortet de Calle Fortuny. Allí fue grato ver que tienen un pobre en la puerta en exclusividad. El señor daba muy buen rollo y bastantes de los que salían le daban alguna monedita. Evidentemente tiene contrato verbal fijo de pobre y ya es conocido de la clientela habitual. Cuando se hizo tarde entro a avisar y al poco salió una camarera con un tapper de usar y tirar y se lo dió. El pobre, agradecido, se lavó las manos con una servilleta y se fue, supongo que a algun banco donde sentarse a disfrutar de las generosas sobras. Desde mi época estudiantil en que nunca llegaba a fin de mes, no he practicado la caridad. Antes sólo con mi abuela paterna, sólo al salir de misa.  De un tiempo a esta parte en que sin ir boyante, no paso penuria, tengo el dilema "si le doy a uno, ¿le tengo que dar a todos o a quien me parezca más necesitado? ¿Cómo se mide la necesidad? ¿Por número de niños harapientos en tus brazos? ¿Las mismas señoras que cuando terminan su "jornada" en el metro, cogen un taxi? (Lo he visto con mis propios ojos en Madrid)
Antes de que se fuera mi pobre, yo había pensado en que mi estómago y todo yo en general tendría menos molestias si fuera por la vida dando moneditas a la gente que lo necesita. No pude poner en práctica esta filosofía de vida con este pobre (que había terminado su media jornada laboral) y te aseguro que los dos pobres con los que me encontré no me parecieron nada necesitados. Debería desquitarme de mi calderilla con los ojos cerrados. No ir con ideas pre concebidas pero no pude. Realmente creo que puede ser más fácil vivir, relacionarte con las otras personas, con los ojos cerrados. Vivir es fácil con los ojos cerrados. Hoy veremos esa película. Creo que habla de la bondad de la gente. Seguro que disfrutamos. Siempre me pasa con el cine español. Que pena que el ministro Wert no comparta esta opinión.
Tenemos que hablar un día de "Mi primera vez". Como con tus amigas. Me parece un punto de partida muy sugerente para una sobremesa. Una duda: ¿Hay algo peor que matar a alguien cayéndosele encima vuestra barandilla? Y unas palabras de aliento: camina por los ríos; mi última vez fue en el rio Gaya. David se ha ido a caminar ahora. Yo no porque quiero ver "Vivir es fácil...". Lo difícil es querer hacerlo todo.
Besito

lunes, 10 de febrero de 2014

semana larga, fin de semana corto.



La semana ha sido larga pero bastante como siempre. Lo original ha venido en el fin de semana empezando por la noche del viernes.

Vinieron a cenar Rosalia y Anna, que como tienen horario de bibliotecarias (es lo que tiene que lo sean) llegaron ya pasadas las nueve de la noche. Ya tenía a los nenes cenados y les preparé una sopa de cebolla francesa y bacalao con verduras en cazuelita de barro.

Todo muy light, es lo que tiene no querer engordar y saber que el postre son galletas de las buenas con  Ferrero Rocher, ¡por cierto! a Natalia, mi amiga psicóloga infantil, uno de sus adolescentes le dijo: “Ese se cree Ferrero Rocher y no llega ni a Lacasito de marca blanca”. El ingenio en el insulto es el mismo de siempre pero el contexto es generacional, nosotros éramos creativos de otra manera porque las blancas no existían, y en realidad, poca competencia tenían los productos, algún día podemos hablar de si tú eras de la Piara o patés Mina, de Orlando o Solís.

Fue una noche muy agradable donde se hablo de todo un poco. Acabamos hablando de las primeras veces, en todos los aspectos, mientras acabábamos de dar salida al Raimat que trajo Rosalia para amenizar la velada.



En lugar de café, las dos quisieron una infusión y Anna (mi hija, no la bibliotecaria) preguntó: “¿es que están pochas?” con lo que llegué a dos conclusiones: Una,  tengo que cambiar mi opinión respecto a las infusiones porque no quiero que piense que sólo se toman cuando estas enfermo. Dos, Marta y yo tenemos que dejar de usar la palabra “pocha” en su presencia para referirnos a todo lo que esta soso, tristón, enfermizo… si no a este paso le daremos la razón a Wert y total, para no ser capaz de usar más de un adjetivo no vale la pena invertir en educación.



El sábado, como no, el equipo de Oriol volvió a ganar su partido de balonmano. Joan, el padre de uno de los nenes, que había sido jugador muchos años, ya me ha dejado claro que suele pasar cuando es el segundo año de una categoría. Según él este año, lo ganan todo o casi todo, el año que viene pasan a ser alevines y como son los pequeños de la categoría se los comen y lo van perdiendo casi todo. Al siguiente son los grandes de la categoría alevín y vuelven a ganar. Y lo mismo cuando vuelven a cambiar de categoría. No le quito razón, pero tampoco merito a los nenes que le están poniendo entusiasmo y se nota que juegan mucho mejor que el año pasado.



El domingo por la mañana y aprovechando que están dejando los caminos fluviales absolutamente transitables, decidimos dar un paseo junto al río. Tan agradable y bonito fue, que cuando nos dimos cuenta habíamos andado casi 4 quilómetros. Había que volver así que mis pies hicieron casi 8 quilómetros y hoy me duelen una barbaridad. No obstante, el domingo que viene quiero volver. Sarna con gusto no pica. Si lo pienso los nenes han andado mucho más, porque en el tiempo que tu vas, ellos van, vuelven a ti a enseñarte un bicho, se persiguen con un escarabajo en la mano y corren hacia delante para desandar lo andado y volver a tu lado. Yo creo que ellos han hecho casi 12.



Hay que desmontar la barandilla del balcón de casa porque el tocho de obra vista se deshace por momentos y cualquier día se derrumba y matamos a alguien o algo peor. Más gastos.



Y poca cosa más, sigo escribiendo poco, aunque algo avanzo y creo que eso es bueno.



Una cosa más: tengo ganas de verte/veros.

Siempre tuya/vuestra,




Esteruqui