jueves, 18 de septiembre de 2014

¡Siamo pazzo!



¡Il mio piccolo cuore di panna e cioccolato! Come stai?



Ante todo tengo que pedirte perdón por este mail tan tardío. ¡Siamo pazzo!



Ha sido una locura todo pero de esas que volverías a repetir cada dos meses por no decir cada semana.




Nos fuimos a la Toscana en septiembre pero la última quincena de agosto a pesar de estar aquí, no tuvimos tiempo de respirar.



Primero estuve mala de estos intestinos míos que no parece que se aclaren, si les doy mucha fruta malo, si le doy poca malo también, si pensaban ser tan delicados ¡que hubieran elegido otro cuerpo! Después de mi pequeño imprevisto y mis largas estancias en el baño, nos pusimos en plan Pepe Gotera y Otilio chapuzas a domicilio y dejamos la terraza arregladita para diez años más como mínimo. Nos faltó pintar, pero lo dejamos para la vuelta porque a todo esto ya era 1 de septiembre y nos teníamos que ir.



Como habíamos decidido hacer el viaje en dos etapas para no machacar a los nenes en el coche, hicimos una parada en Mentón, un pueblecito a 10 minutos de Mónaco por un lado y a 20 de Italia por el otro. El hotel no podía ser más horrible, es lo que tiene cuando quieres buscar un hotel barato en la Costa Azul. Los nenes tienen poco imaginario, pero Toni y yo, cuando vimos ese pasillo larguísimo con moqueta sesentona y radiadores de hierro gigantes vimos enseguida a las dos niñas de El resplandor  al final del pasillo. Los nenes solo vieron un pasillo con una moqueta vieja.



Por suerte llegamos a las 4 de la tarde y el hotel estaba al ladito de la playa. Fue dejar las cosas cambiarnos y hacia el mar a estirar las piernas. Resulta que la playa de Mentón es toda de piedras grandes y vaya tela para llegar al agua desde que te quitas las chanclas, pero eso sí: es preciosa de necesidad. Además mentón es un pueblo famoso por sus limones y sus jardines ya que al parecer sufre una especie de microclima todo el año que permite que se cultive sin cesar. Fue una tarde relajante de playa y helado en el paseo marítimo con parque y jardines. 



Al día siguiente ¡a la bella Italia! Descubrí desde el coche que Génova me gusta tan poco como Mónaco o Niza… al parecer no soy amiga de las ciudades con bloques apiñándose por todas partes por más bonitos que sean los bloques.



Una vez instalados en el mobilhome de Montopoli, pasamos de nuevo la tarde en remojo. Esta vez en la piscina porque los nenes se negaron a volver a subir al coche.



Y luego como todo turista que se precie, pasábamos los días en plan coge el tren y vete a Florencia, visita a David en la Galería que es sencillamente espectacular, il Duomo, il Ponte vecchio, il Palazzo… vuelve a casa… al día siguiente Pisa con su torre pendente, su ángel caído, su muralla… Luca con su iglesia de mármol, su Piazza dil anfiteatro, su muralla… al día siguiente Livorno y su pequeña Venecia y su muralla… San Giminano y sus torres… y su muralla, Volterra ¿sabes que Volterra tiene una muralla? Jajajaja es broma, nos encantaron todas. En Luca incluso la recorrimos en una de esas bicicletas para cuatro en la que solo pedaleábamos Toni y yo, parecíamos dos taxistas en Hong Kong. En Volterra le dimos un repaso a los etruscos, nos maravillamos con lo que se puede hacer con alabastro y compramos una pasta con forma de pene a elección de los nenes. Pagamos la módica cantidad de 5 euros por medio quilo de pasta solo porque tiene forma de pilila como dice Anna.



Nos gustó mucho todo, cada día le decíamos a los nenes ¿qué es lo que más os ha gustado hoy? Y nos sorprendían con respuestas como: a mí el Duomo, a mi el ángel roto que hay al lado de la torre de Pisa…. ¡mucho mármol por todas  partes! Un auténtico derroche ¡ni que tuvieran una cantera en Carrara! ¡Que obsesión con el mármol! Pero eso sí, es para enamorarse…



Hubo un día de calor insoportable en el que nos fuimos a Tirrenia a una playa que está dentro de un parque natural. Los nenes y Toni se convirtieron en campeones de la caza del cangrejo y el cangrejo ermitaño, yo prefería perder a que me pellizquen. Luego todos fueron devueltos al mar que eso, como te he dicho, es un parque natural y no estábamos seguros de si nos los podíamos llevar y hacer sopa.



Luego de vuelta hicimos una parada de dos días en un camping de Bézier, en plan playa y piscina por aquello de descansar de las vacaciones.



No me pude comunicar mucho con mi francés de primero y mi repaso en el duolingo porque al parecer la gente no va por ahí diciendo: Mi perro es negro, las manzanas son rojas, ellos comen carne, ella tiene un vestido. Espero tener mejor nivel el año que viene porque queremos volver a la costa del Rosellón.



A Siena no llegamos, pero fue a conciencia, otro año nos encargaremos de Siena y Arezzo. Todo llegará.



¡En fin! Ya estamos de vuelta y mañana hará una semana que trabajo. Pero tengo las pilas puestas, mejor actitud, más energía ¡todo bien!. Estas vacaciones han sido una despedida y un nuevo comienzo. En tres meses tengo 41 y ahora mismo tengo alma de treintañera.



Un bacio pieno di amore!



Ciao!



Esteruqui