lunes, 12 de noviembre de 2012

Uno de los más bonitos, por no decir el más bonito.

Mi delicioso pastel ruso que se puede congelar y descongelar tantas veces como quieras y consumirlo sin miedo,

Poco tengo que añadir a tu resumen de nuestro finde especial en los alrededores del Matarraña, tal vez recordarte que la banda sonora de ese viaje es inevitablemente Telefóname, esa canción de Ossifar que nos hiciste descubrir. Ese grupo de tu Mallorca querida y del que ya somos más fans que de las Quelitas y el Lacao; mis hijos y yo la tarareamos todo el rato y nos parece lo más.

Después de ese paréntesis la rutina volvió tan brutal como siempre con su realidad obtusa, que poco tiene que ver con una lluvia que no permite ver con comodidad Alcañiz, pero te permite disfrutar sin salir del coche, la versión barata del bus turístico, rutina mala ¡mala!
Todo se acaba y lo bueno siempre es lo primero en desaparecer. Nos queda el ir a trabajar, el colegio, las meriendas, los entrenos de balonmano, el curso de natación, la compra, que no se me olvide que Oriol necesita calcetines, la hora en el endocrino acordada desde hace un mes, la visita al dermatólogo… lo normal del día a día.
Mi sobrina Laia (la hija de la Cuñadísima, esa que se quedó con los nenes para que Toni pudiera venir a tu fiesta a que el primo de David le tire los trastos mientras yo me sentía mimada y atendida, por Ramón, Javi y Josep) el paréntesis es tan largo que ya no sé qué te decía… ¡ah sí! Que Laia, ha decido repartir ya parte de su herencia y le ha regalado a Anna sus Princesas Disney y alguna Barbie de dudosa reputación. Laia ya está en otras cosas y eso le parece infantil, no hay mejor sucesora para algo así que mi hija, que con un bolso y unos tacones es más feliz que un pitufo hasta las cejas de zarzaparrilla.
Para Anna las princesas son para meterlas en la bañera y la verdad es que Jasmine, con el pelo enmarañado, el moño encrespado y la raya del ojo tan marcada es más Amy Winehouse que una princesa, eso sí, casi te diría que la veo más molona.
Por lo demás, todo igual. Aunque para que no se diga que todo son prisas, el jueves pasado tuve reunión de Club de lectura y salí casi flotando. Habíamos leído La nieta del Sr. Linh, de Philippe Claudel. Si no lo has leído ya, debes hacerlo lo antes posible. Este libro llega al alma; utiliza las metáforas y mide cada palabra con tanto amor y con tanta precisión, que deja sin respiración a menudo. ¡Fíjate! Es una novela corta, se lee en una o dos tardes y sin embargo te produce en ese tiempo y posteriormente, más sensaciones que algunos libros que ni con mil páginas han logrado contar una historia tan grande. Tú léelo y así luego podremos hablar de él.
Pienso en ti y en muchas de las cosas de las que hablamos. Pienso en cómo cambia la vida en poco tiempo, o eso parece, el tiempo siempre es difícil de medir. Hace nada estábamos tu y yo sobre un escenario haciendo reír a la gente y de repente mi hijo tiene 8 años y tengo una niña de 3 que se ruboriza cuando me habla de un tal Diego de su clase y sonríe cada vez que pronuncia su nombre.
Toni me dice que yo estoy igual, pero estoy recopilando fotos para hacer un álbum y sé que eso es mentira… aunque te diría que creo que estoy mejor.
En fin, pronto te comentaré mis planes para una nueva salida con vosotros. Tú déjame que encuentre el sitio y verás que bien.
Besitos de melocotón de Calanda.
Esteruqui