martes, 25 de junio de 2013

La increíble verdad

Mi bolita de espinacas con gorgonzola, ¿me estás hablando en serio? Que a estas alturas estés dudando si hacer público o no nuestro correo es algo que me desconcierta.
Ambos lo vimos siempre cómo algo que nos proponían nuestros amigos y que a nosotros no nos acaba de parecer claro. ¿un blog con nuestros mails? Hace unos meses lo hubiera visto gracioso, o como solíamos decir: “vale, un día lo montamos, no debe ser tan difícil” pero en realidad, creo que los dos sabíamos que eso era un hablar por hablar, una broma sin más, algo que siempre quedaba en petit comité. Cómo cuando le enseñaba alguna frase tuya a Marta y le decía: “¿tú crees que eso es publicable?” y ella se reía y me decía que sí, que si nos daba por hacer un blog se haría seguidora… pero no, Johnny, no podemos. Siento ser yo la que ponga fin a esta idea absurda. Busca en tu correo y observa desde cuando no nos escribimos (hace un mes de tu último mail). Es cierto que el wasup ha hecho mucho daño a esta relación epistolar, es más inmediato, la respuesta es casi instantánea… en realidad, es gracias al wasup que sabes por qué he tardado tanto en escribirte. Mi padre agoniza. Él no lo sabe, en realidad cree que esta mejor, pero no es así.
Este mes, ha estado viniendo una cuidadora porque no nos atrevíamos a dejarlo sólo las horas que estamos trabajando. Su neumólogo le ha mandado a un fisioterapeuta que le ha enseñado unos ejercicios respiratorios y además le hace mover las piernas. En dos o tres sesiones ha cambiado tanto que parece que más que un fisioterapeuta a mi casa haya venido la virgen de Lourdes con su agua milagrosa. Ya camina más erguido y sin perder el equilibrio, su actitud, su carácter, todo ha cambiado. Es como si le hubieran quitado diez años y hubiera vuelto a Aquellos vigorosos 73 años. Pero no es cierto. La increíble verdad es que ayer volvía a sentirse más cansado y tenía la sensación de que le faltaba el aire a cada momento. Yo he pedido una reducción de jornada de una hora para llegar antes a casa y estar más rato con él, y sin embargo, estoy más cansada que nunca. Hay días en que mi dolor muscular hace que me cueste levantarme y ponerme en marcha, y es curioso, porque a pesar de que en los análisis hay algún indicio de que este dolor tiene un origen fisiológico, yo no dejo de pensar que mi cuerpo, simplemente,  me está diciendo que descanse un poco. Si pudiera irme una semana a un balneario a relajarme, dormir sin despertador ni preocupaciones, comer sano, hacer yoga… en fin, creo que una semana olvidándome del mundo sería suficiente. Pero eso tampoco es así.
La increíble verdad, como en la película de Hal Hartley es tan previsible cómo inesperada, y hasta aquí puedo leer porque si no has visto la película te recomiendo que lo hagas de inmediato, es que no hay tregua. No puedo permitirme un respiro porque mi vida no es así, no está pensada para pararse a respirar. Además del trabajo, los nenes y Toni, la casa, mi padre… además de eso llevo un Club de lectura, voy a la radio local y hablo de las novedades de la biblioteca, reescribo la obra de teatro que escribí en el 98 y que en breve será reestrenada (hay cosas que están absolutamente desfasadas y hay que actualizar) y he de decir, que los del grupo de teatro, son los que más lo están sufriendo porque los tengo absolutamente abandonados.
En fin, ¿crees que todo esto puede interesar a alguien?. Yo creo que no. La verdad, no me imagino a nadie abriendo el blog, leyendo esto y que luego piense: “vaya, que blog más chulo, me voy a hacer seguidor”. ¿Tu crees que si? Piénsalo.

Siempre tuya, estés en Mallorca o en Tailandia,
Esterqui