lunes, 14 de noviembre de 2011

Lo absurdo de la vida.

Mi deliciosa lasaña de verduritas gratinadas con parmesano y un seco queso de cabra,
No sé que es más absurdo hoy en día, la vida en general o la vida en particular.
Esta semana ha sido un poco extraña. He intentado tejer un jersey para Anna. Si, estoy aprendiendo a tejer a dos agujas, con ayuda de Marta y algunas revistas. Iba a tener las mangas ranglan pero me costaba mucho no equivocarme con los puntos así que, pasó a ser un jersey de manga recta y ha acabado siendo un chaleco. Ya paso de las mangas.
Además he visto como diez veces Garfield, la película,   rebautizada en mi casa como gato y perro, así la llama Anna y todos los días quiere ver un trozo. Sé que tú estás haciendo un máster de cine y hablarte de un film como este es rebajarte, pero antes de juzgarme, no olvides que no hace mucho tú estabas viendo pelis de serie B en el Festival de Sitges.
No sé como lo he hecho pero he engordado dos quilos… bueno, si fuera cómo la mayoría te diría que es masa muscular porque ya hace un mes que voy al gimnasio. La cruda realidad, es que ir al gimnasio me ha abierto el apetito y esa vida de verduras y tofu ya no es suficiente.
Esto me lleva a tu último mail y lo que hay que hacer para estar más sano. Definitivamente no creo que el exceso de ejercicio te lleve a vivir más y mejor. Yo no creo en los excesos de nada, Fíjate que algo tan necesario como el oxigeno en exceso es malísimo, letal, básicamente, lo que viene siendo mortal de necesidad.
Fuimos a ver Tintín (Tantan que dirían los francófonos) y sí, no he mejorado mucho el nivel, pero no se puede negar que es mejor que Garfield.
Una compañera de trabajo ha sobrepasado la línea de las conversaciones laborales para contarme que cree que su hija de seis años es lesbiana porque no le gusta jugar con muñecas y sólo pide gormitis y bakugans para su cumple.
Su mayor problema es cómo decirle una cosa así a sus familiares y amigos. Le he dicho que observe con atención a Bárbara Rey y la tome de ejemplo. También puede ponerse una camiseta que ponga: “A mi hija la va el rollo bollo”. La verdad es que le iba a decir que los gustos por unos juegos u otros tampoco determinan necesariamente tu orientación sexual, y me iba a poner a mi misma de ejemplo que apenas jugué con muñecas, pero Marta, muy sabia ella, me ha hecho notar que yo no soy el tipo de ejemplo en el que ella pueda ver reflejada a  su hijita. Total, he optado por tratar de ayudarla y hacerla ver que bla, bla, bla, y le he dicho: ¿en serio no te has dado cuenta de que me he cortado el pelo? Y ella ha dicho: “si lo he notado, ahora te lo iba a decir….” Y luego me he ido a por un café… y sólo le pido al dios de los apostatas que nunca más vuelva a sacar ese tema en mi presencia y así no creará una situación incómoda para los dos. Para ella, por su absurda preocupación sobre su hija, esa posible Sofi paseando por platós de Sálvame, y para mí, porque tener esa preocupación absurda, me parece de un absurdo subido, eso sí que debe acortar la vida, es mejor relajarse.
Besitos.
Esteruqui.