lunes, 9 de junio de 2014

Me llena de orgullo y satisfacción



Mi querida alcachofa rellena de foie y gratinada con brie (por si le faltaba grasa al plato),

¿ves como no podemos tener un blog donde hacer públicos nuestros mails?

En un país en el que Herman Tertscht puede decir que todo rojo muerto durante la dictadura simplemente se lo merecía, y no pasa nada, que un cura puede decir que aquel hombre que desea a otro hombre vive una vida de infierno porque buscando su destino acaba prostituyéndose con otros varones y eso es una vida triste e infernal que te hace desdichado para siempre, y es libertad de expresión, pero ojito con decir que una Pepera es fea porque te cae una multa de 1.200 euros ¿Cómo podríamos nosotros hacer público un blog donde dijeras lo que dices del rey y sus aventuras de Don Juan (Carlos I de España), donde te metes con el peinado de la reina (yo siempre he pensado que es peluca) y que al mismo tiempo mezclas una extraña fiesta de calzoncillos rojos (¿rojo? Que oportuno ahora que se pone en duda la continuidad de una familia real impuesta por un dictador) Todo atado y bien atado.

Mejor te refresco la memoria de lo que podría pasar en un país donde la democracia no es más que una palabra que limpia brilla y da esplendor al diccionario de la Real Academia y que en cambio poco interés tiene poner en práctica su significado.

Primero. Tras publicar algo así, la guardia civil interceptaría nuestros correos, considerarían un ataque gratuito y que vulnera su honorabilidad decir que el rey es un putero, la reina lleva un peinado ideal para llevar corona y poca cosa más hace la pobre que por no poder no puede ni volver a su país pues allí con la monarquía hicieron lo que deberían hacer todos los países que consideran que ya no viven en el siglo XVIII. Tras haber dicho del Yernisimo que todo calificativo es poco cuando hablamos de alguien que se ha embolsado  el dinero destinado a una fundación para el síndrome de Down, y de la infanta que es imposible no ser consciente de que tu firma está en el lado del arrendatario y del arrendador, y de ahí directos al calabozo para ser juzgados; de poco nos serviría decir: No sé, no me acuerdo, no me consta, hoy quiero confesar que estoy enamorada, porque al no ser ninguno de los dos infantes simplemente nos dirían que: “la ignorancia de la ley no exime de su cumplimiento" y que haberlo pensado antes de escribir.

Condenados, culpables y a la cárcel. Ahí podrían pasar dos cosas, acabar en plan El expreso de medianoche o en uno de esos calabozos donde apenas ves la luz del sol y tienes poco espacio, con humedad en las paredes, compañeros con camiseta blanca y chorretón de grasa en el esternón. Tú estarías rodeado de personajes duros llenos de tatuajes y todos con cara de malos malotes, seguro que alguno es tirando a gordo y tiene una cicatriz en la cara. Pasarías miedo todo el día. Yo estaría con mujeres de carácter fuerte que se han visto haciendo de todo en la calle y que me convertirían en lo que ellas quisieran porque no me veo compitiendo con gente que me supera en supervivencia.

La otra es que acabamos en una prisión donde se nos permite escribir y contando nuestra historia nos convertimos en el Best seller más vendido de la historia de los encarcelamientos injustos. A lo Huracán Carter por poner un ejemplo real o a lo Cadena perpetua por poner un ejemplo de Stephen King.

David haría platós en Sálvame de Luxe contando nuestra historia y lo mal que lleva estar recién casado con un preso. (lo del bis a bis es muy duro). Toni llevaría a los nenes a la tele a pedir que liberen a su madre. Todo daría mucha pena y sería muy vendible porque hay llanto con moco para rato. Y cuando la opinión pública lograse liberarnos, estaríamos forrados de royalties y nos iríamos a supervivientes o algo igual de cutre pero que da mucha pasta… ¡vamos! Que pensándolo bien igual hacerlo público y que nos detengan nos soluciona una jubilación acomodada.

Mientras tanto, efectivamente estoy estudiando italiano, de momento se decir: Ciao bello!

Esteruqui