Mi terroncito de azúcar que al caer en un café
y derretirse lentamente hace que todo lo amargo se extinga en pro a un dulce
sabor que reconfortará a la par que hará feliz a quién lo toma, siempre que se
tome en un lugar agradable y no en el trabajo en cinco minutos de pie delante
de una máquina expendedora.
Si te fijas en el parráfo de arriba te he
llamado chico dulce, lee tú entre líneas jijiji…
Pues voy a parecer una mala persona pero con
lo que más me he reído es con los episodios protagonizados por las dos personas
mayores que pierden memoria (o que se niegan a admitir lo que es obvio).
Decirte que a mi navidad televisiva le ha
seguido un enero de no parar quieta.
Se me ha roto la nevera (en esta época no
importa, si lo dejo todo en el patio esta igual de fresco o más). Pero también
se me ha estropeado la caldera de la calefacción, eso a -4 grados jode
bastante.
Por suerte ya esta todo arreglado y mi casa
esta calentita y la comida no esta a la espera de que una jauría de gatos acabe
con ella. Cada cosa en su sitio.
En esto que nos caracteriza a los dos (somos
algo propensos a alarmarnos por la salud, a veces demasiado) he tenido también
mi momento: ¿seguro que no tengo una enfermedad que no se ha descubierto aún y
por eso no saben lo que es?. Te cuento. Mis hijos, con calefacción o no, van
descalzos y si te descuidas en manga corta. Aseguran no tener frío y me lo creo
porque incluso suelen tener coloretes a lo Heidi. Yo sin embargo, voy vestida y
con una batita de forro polar y si no me tapo los piernas con una manta sentada
en el sofá estoy helada.
Parezco una abuela de las de antes, sentada en
su rincón con su mantita y sus tres chaquetas de punto sobrepuestas.
Yo creo que eso es una enfermedad que afecta
al termostato corporal. Yo lo tengo bajo y no hay manera de entrar en calor. Si
viviera en Finlandia habría muerto joven.
O se llama: Termostato corporal descompensado
o se llama Intolerancia al frío, pero es un enfermedad fijo y yo la tengo. Si
con los años se descubre y soy el paciente cero podrían ponerle mi nombre:
tiene usted el síndrome Esteruqui, no tolera bien el frío. Eso dirán los
médicos en un futuro y yo lo veré con cara de satisfacción y asintiendo con la
cabeza desde el más allá.
Salud a parte, ha empezado a trabajar con
nosotras un chico que trabajaba con Marta. Uno de sus comentarios al saber que
tiene un nene de cinco años y que es profesora de patchwork ha sido: “vaya,
pues yo te recuerdo súper fiestera, como cambia la vida ¿eh?” Marta se ha reído en plan, que sí, que no veas lo
que hace cambiar de prioridades, antes el plan era que arda Barcelona y ahora
un planazo que te pasas es quedar en mi casa con un chocolate a la taza y una
mantita en las piernas para ver “Los Minions” que estamos desando verla desde
que llevamos a los nenes a ver “Stand
by me Doremos” y en el trailer un Minion se acerca a una boca de incendios con
intención de ligar y le dice:”¡Papaguena! ¡Tu sei bella como una papaya!”. Si.
Por increíble que parezca, esto para nosotras hoy en día es un plan deseable.
No hay mucho más que contar. Pero creo que en
breve tendré una sorpresita. Hasta aquí puedo leer…
Besitos,
Esteruqui.