miércoles, 17 de julio de 2013

Tan lejos, tan cerca... Cielo sobre Berlín.

Mi media naranja emocional bañadita en su propio jugo y azúzar para hacer almíbar...
Ni te preocupes. Mi padre es de Aragón y como buen maño que es a cabezón no le gana ni la muerte. Parecía que no llegábamos a cumplir 84, si todo va bien será el 13 de agosto, como Fidel Castro (triste similitud), y aunque parecía que realmente habíamos llegado al fin, parece que ha vuelto a mejorar. No mucho, los milagros dejaron de suceder cuando se supo que lo de la Iglesia era todo un timo como una casa.
La que acabará por desfallecer seré yo como siga a este ritmo. Llevo mucho tiempo descansando poco, pendiente de que en el trabajo no falle la concentración, pendiente del neumólogo de mi padre, los nenes, la casa, tratando de no dejar de lado a los amigos, compaginando mi trabajo con el de Toni, rogando estar a la altura en el Club de Lectura y no quedar como una lerda con los habituales, y alguno que otro que aparece de vez en cuando, deseando cada mañana que el dolor muscular no afecte a cómo tengo que pasar el dia y tratando de buscar el relax en las cosas más sencillas. En esto último me he metido a conciéncia, y el patio de mi casa, que es particular y que era antes un suelo de cemento con paredes de cemento, nada atractivo,  ha sufrido un cambio cúal oruga a mariposa.  Ahora tiene un césped artificial del más barato que encontré dándole color al suelo y un montón de plantas en las paredes que, junto a las dos tumbonas del Lidl, le están dándo un toque chill out que ahora sí apetece sentarte ahí un ratito al fresco. Lo de las plantas nunca fué mi fuerte, pero desde que la flor de campanillas lilas que me regaló Eloi sobrevive año tras año me he venido arriba y he dejado la pared del trastero como un patio andaluz. Me encanta.
Así estoy. Sintiendo que siempre estás Tan lejos, tan cerca, que eres mi ángel como en Cielo sobre Berlín y que esta existencia absurda es casi siempre como una película europea... ¿acaso hay un cine mejor?.
Siempre tuya, aunque deseando dormir diez hores seguidas,
Esteruqui

Sin palabras

Querida Ester,
después de tu carta en que me dices que tu padre agoniza, me resulta del todo imposible hablarte de nada que no sea darte ánimo y desear que estos dias para todos vosotros sean lo menos dolorosos posible.
Tal como están las cosas es imposible pensar en barbacoas, colaboraciones para mi boda y otros proyectos que nuestras generosas cabecitas maquinan. Tiempo habrá para esto y más. Llevando la contraria a Gloria Estefan en su canción "Ayer": la vida es larga y lo demás sí importa.
Manténme informado, por favor, de la evolución del estado de salud de tu padre y vuestro. Por el medio de comunicación que te sea más llevadero.
Reparte de un saco de besos los que estimes oportunos y sé generosa contigo misma. Te darán fuerza. Mis besos  llevan aditivos que provocan un cierto estiramiento de los músculos faciales; algo que se asemeja a una sonrisa; aparte de ginsen, teína, queratina, biodramina, la ina que quieras. (Glub. Esto lo dice mi personaje en mi próxima obra d eteatro como actor. Siempre tengo tantas cosas que contarte. Sólo falta encontrales el mejor momento).
Besos
La piqueta que sostiene el pequeño porche de tu tienda de campaña.
 
Johnny