jueves, 18 de agosto de 2011

Vacaciones (tercera parte)

¡Hola granita di nocciola con doppio di panna misturada con fragola e fico!
Ya hemos vuelto de Calabria y Basilicata: la punta y la planta de la Bota italiana.
Son dos regiones muy poco turísticas pero con muchas posibilidades porque tienen playas de arenas de todos los colores (blanca, naranja, rosa... pero sin hacer un puturrú de fuá; cada una por su lado) y de un azul límpido, que daba envidia; y unos pueblos increíbles (mira "Matera" en el google; es como meterte en el túnel del tiempo y pararte 20 siglos antes en la Judea de Jesucristo; por algo rodó Mel Gibson allí La Pasión de Cristo). Hablando de pararnos, el coche que nos prestó el loco de mi amigo Luca hizo "puf" nada más entrar en la autopista a medio camino de Matera. Curva cerradísima, sin arcén donde aparcar y con autos a velocidades que desafiaban toda lógica. Acabé sacando fuerzas de algún sitio ignoto de mi anatomía y empujando el coche cuesta arriba hasta que nos alejamos un poco de esa curva maléfica y sin avanzar más porque nos metíamos en un túnel que hubiera resultado antipáticamente mortal.
Mi cuarto de naranja (tú siempre serás los otros gajos ácidos y dulces a un tiempo de mi vida) se puso el chaleco reflectante e iba haciendo señas en el punto de inflexión de la carretera a los conductores, que -no haría falta decirlo- tienen una manera muy particular de aplicar el código de circulación italiano si es que éste ha existido alguna vez.
Yo hablaba con un señor que desde una de esas casas inacabadas tan típicas del sur de Italia me preguntaba si necesitábamos "aiuto" y que allí nos iban a "uccidere" (=matar). Yo le respondí lo que ya me había anticipado mi amigo: "La macchina qualque volte é calda e se ferma. Doppo di uni quanti minuti iniziara di nuovo".
Efectivamente arrancó justo cuando llegó la grúa que se empeñó después en seguirnos con la esperanza que hiciera de nuevo "puf" y pudiera hacernos su diagnóstico.
En cuatro días de ruta visitamos también Tropea, Pizzo, Santa Severina, Gerace... pueblos maravillosos con una característica común: todos están encaramados en peñascos abruptos, lo cual les confiere una magnificencia soberbia. Es como nuestro Castellfollit de la Roca pero a lo bestia. Imagina una tarta de boda sosteniéndose invertida sobre las dos figuritas de los novios. Era todo tan bonito y fue todo tan nuestro; tan... Corona de Aragón.
Mis dos amigos calabreses se volcaron en agasajarnos y me queda el recuerdo de cenas en sus restaurantes favoritos (favoritos porque se han negado a pagarle a la Ndraghenta (mafia calabresa) el "impuesto revolucionario del 10% que paga la mayoría), su hospitalidad en una casa en Recie con vistas al Etna, el Alfa Romeo (a pesar de su "puf")... y de Calabria me queda el sabor de nuestra granita (granizado) diaria en La Pérgola. ¡Que ricas las hacen! Naturalísimas con su brioche. Mis favoritas: la de nocciola (=avellana) con doppio di panna (= nata), la de fragola, mmm, (=fresa) y la de fico (que en femenino tienen el mismo significado que nuestra "figa", mas tuya que mía).
“La vida es lo que te pasa mientras estás ocupado haciendo planes" (John Lennon).
Johnny

1 comentario:

  1. no sé si os importará...pero yo os sigo leyendo ;-) soys geniales!! un besazo y seguid así! Maripili Pilimari

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