Mi querido souflé de aprovechamiento hecho con mondas de
patata y tomate al más puro estilo Masterchef,
Definitivamente el destino no quiere que haga boxeo.
Un día antes de lo que iba a ser mi primera clase me hice
una contractura que tardé casi dos semanas en recuperar. Fue una de esas
contracturas tontas que te haces durmiendo en una mala postura, pero ahí estaba
y n se quería ir.
Sigo igualmente con mi entrenamiento funcional porque eso ya
no puedo dejarlo, soy adicta, pero por lo demás no hay manera de empezar con el
boxeo, pues superada la contractura, la familia al completo cogió
gastroenteritis. Empezó Anna y era de esperar que yo fuera la segunda pues no
hubo forma de alejarla de mí durante el proceso, tosiéndome en la cara; lo raro
hubiera sido que me quedara tan campante.
Después cayeron Toni y Oriol y ahí la familia al completo
sin poderse mover y yo preguntándome quién cuidaría de nosotros si esto seguía
así.
¡Venga, que dejo de contarte enfermedades! El sábado Anna se
quedó a dormir en casa de un amiguito de su clase y yo aproveché para tener un
momento de dedicación absoluta a Oriol, que desde que esta Anna ha perdido
protagonismo.
El plan lo decidía él. Así que nos fuimos al cine a ver Los
vengadores 2 y a cenar un Frankfurt. Para él fue la mejor velada en mucho tiempo.
Para mi no estuvo mal, una peli distraída y un bocata es una cita muy de hace
veinte años pero era una cita con un chico de 11 años así que, supongo que fue lo
más.
En el club hemos leído “Un largo domingo de noviazgo” de Sebastien Japrisot, libro que te recomiendo
encarecidamente pues casi te diría que es de lectura obligatoria. Hay película pero los que la han visto coinciden en que las imagenes son demasiado crudas por lo que yo de momento me abstengo de verla y me qudo con el libro.
Estas dos últimas semanas han sido de virus familiares,
salidas de madre e hijo, lecturas apasionantes y ganchillo (sí, sigo enganchada
al crochet y si lo de San Diego sale bien mis sobrinos tendrán gorritos y
patuquitos hechos a mano), y el colofón de todo ha sido la visita de mi prima
Cristina (nada que ver con Samanta, donde vamos a parar). Ella ahora vive en
Lleida y por eso nos vemos menos, (pedazo de invento el wasup) se esta sacando
un ciclo superior a distancia mientras trabaja de contable, y es independiente
en su pisito con terracita, no es nadie la tía. Un buen día dijo: “lo tengo
decidido, me quiero ir a vivir a la Terra
Ferma”, y allí que se fue. En eso me recuerda a ti, que pasas
de una casa en medio de los viñedos a un piso en la costa y así vives la
experiencia de haber estado en todas partes.
Poco más que contar ¡bueno si que hay algo! Casi se me
olvida. Hace un año que en la empresa conseguimos el sello de calidad ISO, por lo
que han seleccionado a diez personas entre las que esta la menda lerenda para
realizar las auditorias internas. El curso me ha encantado y ahora tengo un
bonito título que acredita que soy auditora interna de calidad. La primera en la
frente: me ha tocado auditar a Dirección, para mi que juegan al solitario y
al Candy crush a lo Celia Villalobos
pues nunca he sabido exactamente que hacen esos señores con traje tan lejanos a
mi trabajo. Mirándolo por el lado bueno, así sabré lo que hacen y conoceré
mejor la empresa. Supongo que eso esta bien.
Ahora si que creo que ya no hay nada más que contar. Bueno
como anécdota mortal, que nos gustan a los dos bastante, confundí la muerte de
Ben E. king con la de B.B. King y claro, me extrañó que se muriera dos veces en
menos de dos semanas y resulta que no fue él quién nos dejó dos veces, fui yo
la que confundí a uno con otro… nada más. No somos nadie.
Espero que nos veamos pronto, aunque supongo que ya será
después de tu camino de Santiago.
¡Besitos!
Esteruqui
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