Mi querida guirnalda navideña que cumple años en el día principal de estas
fiestas tan señaladas,
hoy, aunque un poco pasada de fecha te escribo para que veas lo que es la
vida, la suerte, la lotería y las apuestas. No. No me ha tocado el Gordo, en
realidad el flaco tampoco, como mucho, al igual que a ti, me han devuelto
los 2,40 euros de la participación del club de balonmano. Menos da una
piedra.
Sin embargo, el mismo día en que se hacia el gran sorteo anual, a mí me tocó
otro tipo de lotería. Mi amiga Olalla vino de visita a casa. Como ya es
habitual siempre que nos reunimos hablamos un poco de todo, muy desordenado
claro, de un tema profundo a uno más pueril y vuelta a sacar conclusiones sobre
el sentido de la vida. Hasta aquí todo normal.
Ese día, cuando llegó el momento de hablar de música clásica (es pianista de
conservatorio de esas que se licencian y todo así que cuando ella habla de
música yo escucho atentamente), una cosa llevo a la otra y hablamos del bolero
de Ravel. El tema lo saqué yo que en mi ansia por contarle algo que no supiera
le expliqué que Bobby Mcferrin, además de ser un fantástico vocalista capaz de
hacer cualquier sonido con su voz y archiconocido por el mítico Don't Worry,
be happy, tan popular de nuevo gracias al maravilloso mundo de la
publicidad, es además un excelente director de orquesta. Se sorprendió felizmente y tras unos videos viendo como dirije se quedó encantada con la noticia.
Le hablé de la vez que llegó a emocionarme con el Bolero de Maurice Ravel y
ahí, sin más preámbulos me contó la anécdota que acompaña a esta pieza: Un día, un famoso compositor y
Ravel discutían sobre la capacidad de hacer una obra repetitiva que no fuese
aburrida. Naturalmente ganó la apuesta Maurice y su bolero, así que gracias a
una apuesta entre dos genios el mundo puede disfrutar sin más de esta curiosa obra… esta es la anécdota claro, y en algunos casos la encotrarás indicando que el otro era Tchaikovsky, ya te aviso que me da a mí que para cuando Ravel componía su Bolero el otro no estaba para ponerse a discutir con nadie. También se cuenta que su mecenas, la bailarina
Ida Rubinstein le encargó para sí misma un ballet de carácter español y de ahí
nació el bolero. Sinceramente, las dos cosas me valen y te aseguro que en
ninguna de las dos fui testigo, no soy tan mayor.
Ese día no
nos tocó la lotería, pero cuando puedes compartir un momento de música barroca
junto a alguien que lo aprecia tanto o más que tu, sin duda no hay apuesta de
Ravel, ni lotería que pueda superar ese momento… ahora es cuando te preguntas
¿Ravel barroco? No, por supuesto que no, aunque en esta ocasión los barrocos
son The Beatles.
Recordé un
programa de radio que escuchaba hace años en el que descubrí a un compositor llamado Peter
Breiner que se preguntó una vez como sonarían The Beatles según, Bach, Haendel, Vivaldi, Corelli…
y el resultado fue mágico. Cómo dar es recibir, después de todo lo que me
enseño quisé regalarle esta joya que hoy te regalo a ti, se que te gustará y que
a David es posible que le fascine. La música es uno de los mejores regalos que ha
dado la humanidad, compartámosla y que siga viva…
T’estim,
Esteruqui
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